El sonido de tus huesos rompiéndose contra mi sudor, y tus manos devolviéndome a la vida. Y los labios, y las cortinas zarandeando mis locuras sobre tu pecho desnudo y mi alma desnuda y tus dedos tecleando la misma melodía de siempre. En mis costillas. Y mi cabeza. Y mis pensamientos dando vueltas sin cesar creando un huracán sobre la cama que cesa solamente cuando dejas de besar y tus labios dejan de respirar y consigues deletrearme que me quieres. Con el corazón. Y me lo dices y me caigo, me retuerzo en tus brazos, desaparece la cama y las paredes, dejo de ser persona y tú me perteneces. Se rompe el edificio, y me rompo yo contigo, nos desmenuzamos entre pieles que no son nuestras, que son nuestro pasado, que no son más que el dolor sin amor de los dedos que ya nos tocaron. ¿Qué fue, pues? Fuiste tú y fue todo lo que no sucedió, porque fue todo en mi mente, porque fui yo solita, fui toda yo.
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2 comentarios:
Me ha encantado. Un saludo
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