Mis miradas fingen no tener orgasmos cada vez que te paseas por ellas, mis dedos callan todo lo que mi boca tartamudea. Flirteo con el dolor punzante de un futuro descabelladamente incierto, y me rindo, sola y magullada, ante este cruel invierno.
Me he preparado para el más frío sudor, para la fiebre más violenta, pero no consigo hacer desaparecer mi transparencia. Quiero quedarme con algo, conservar para mí sola un trozo de mi ser, el cual regalo con una facilidad pasmosa. Creo que no me he explicado bien. Quiero que me vuelvas a querer.
He leído todos esos libros que hablan de amores eternos, de rosas, de besos, de infinita comprensión, de abrazos sin final, de amor, de amar, y qué más da. No existe nada de eso, nada de lo que escriben es real, porque ninguno de esos escritores te ha conocido. No pueden describirlo. No conocen esos labios, ni el idioma de tus miradas, no entienden el calor que me regalas, ni los escalofríos de tus palabras, ni tu voz acariciando la oscuridad para explicarme que me amas.
Y sigo llorando por los trozos de alma que he perdido por este pedregoso camino, sangrando sin cesar a cada paso, sufriendo por cada minuto que soy feliz. Me declaro enteramente culpable. Condénome a sonreír.
2 comentarios:
Es maravilloso Sandra.
Gracias ^^
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