¿Nunca os ha pasado? De repente el mundo se da la vuelta y todo se vuelve en contra tuya. Hasta cuando te miras al espejo sientes que se burla de ti. Ese extraño que viste como tú y se mueve como tú... pero claramente superior a ti. Una mirada inocente, un comentario tonto, un movimiento casual y tu día se va a la puta mierda. Al rato te das cuenta de que eres tú el que intenta hacerte daño. Tú y nadie más que tú. O en este caso yo. Sigo en esa eterna lucha contra mí, en la que ni gano ni dejo de ganar. En la que pierdo todos los días. Una lucha infinita: mi alma, mi yo, contra mi razón y mi realidad. Ojalá pudiera salir de este cuerpo de vez en cuando.
Y respirar.
Es entonces cuando me empiezan a sangrar las manos, y no consigo levantar la cabeza. Alguien viene y se me acerca, no consigo distinguir su cara, pero me dice "¿estás bien o quieres otra?" y caigo otra vez, caigo más hondo de lo que nunca había caído, y se me cierran las puertas para no poder retroceder. Y no hay gravedad, ni tiempo, sólo tempestad. Mi mirada se desvanece y mi cuerpo para de sufrir. Yo dejo de jadear y mis ojos dejan de mirar. Desnuda en el vacío. En una especie de piscina fluorescente. Lejos de todo lo que alguna vez conocí. En mis sombras, en un interior algo estúpido, algo feo y algo irracional. Atisbo una mano pero... es demasiado tarde y
me hundo
más.
Así estaré a salvo.
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