Y me encuentro triste y sola ante un paraíso desperdiciado. Tengo en mis manos el poder de dar un vuelco a todo y recuperar mi fe en el mundo pero...
Me encuentro otra vez, en otro tren sin dirección, en un viaje sin destino, en una carrera sin meta y ningún espectador.
Esperando que me despierte el suave aroma de su veneno recorriéndome. Gritando que no me suelte. Gritando en un idioma que no comprendo.
Es la única manera de salvarme de este vacío tan insalvable.
Y todo es tan de mentira. Las casas, las ideas, todas las cosas.
Pero esto no.
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