Intentas no mirar para calmar tu dolor. Derramas sangre por cada poro de tu piel. Tu boca pide clemencia, tus manos ruegan sin éxito. Tu vida es un juguete en manos de la suerte. Te recorre de pies a cabeza. Te duelen las uñas, no quieres pensar. Estás infectada. Eres tóxica. De saliva negra y verdes párpados, das casi tanto miedo como el que tu misma dices tener.
Vomitas pensamientos mal escritos, respiras muy flojo pero te duele. Tus pulmones no quieren seguirte el ritmo, tu corazón te hace un flaco favor al ralentizar su marcha. La piel se te agrieta. ¿Acaso es posible descomponerse antes de tiempo? Ya no hay tristeza en tu rostro. No hay ni un atisbo de luz en tus ojos. Son oscuridad.
Eres el vacío.
El olvido.
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