Nunca salvaré el mundo, ni aportaré nada positivo al mismo. Nunca haré cambiar a nadie para bien, ni haré algo que perdure. Nunca existiré para nadie que no sea yo. Nunca me convertiré en algo más, no creceré, no prevaleceré.
Estoy en el centro de mis entrañas. Donde se acumula el dolor por querer y no poder. Y resulta asfixiante pensar que todos los demás no piensan. Que la felicidad llega cuando uno menos se lo espera, es mentira, sólo es ignorancia y conformismo. Nunca estaré pletórica. Nada me llena, nada me sorprende, nada me cambia, sólo me adormece.
La única felicidad que existe es momentánea, es genética, son los orgasmos, bailar y la lluvia en la cara. Son momentos que no existen para nadie más. Son sentimientos que pierden el nombre para pasar a formar parte de ti.
2 comentarios:
La felicidad no existe, pero imaginamos que está ahí para darle algún patético sentido a nuestras vidas intentando buscarla
Toda la razón.
Publicar un comentario