Como una galleta rellena de chocolate

Que engorda pero no mata, que llena pero no demasiado. Me como demasiado la cabeza. Soy como cualquier otro títere empujado por la marea, me elevan, me hunden. Me río de mi vida mirándola como si fuera una obra teatral.

Soy un trabalenguas.
Una persona sin futuro.

Soy, ni más ni menos, una fotografía de mí misma. Plasmada. Retocada. Desgastada y colgada en la pared. El mundo es demasiado inútil, demasiado grande... o nosotros demasiado insignificantes. Todo está tan corrupto que la naturaleza nos vomita de vez en cuando.

Un WTF, un holocausto, un incendio forestal en nuestras mentes. ¿Somos lo que queremos ser? No, queremos ser lo que no somos, y es que no se puede, y es que no llegamos. No somos más de lo que ves.

Acompáñame a lo más recóndito de mi estómago, donde te encuentras tú y todos tus amigos, cosas tan inútiles como los cinco sentidos y quizá un poco de sangre para decorar la escena. ¿Qué suena? Son mis rugidos, que laten, muy al fondo, para haceros daño y formar uno conmigo.

2

Hipocresía naturalmente

Me pregunto cómo cambiará el mundo de aquí hasta que muera. Cuánta degradación seré capaz de ver. Cuánto odio podré acumular hacia el ser humano, en el cual me incluyo, que tanto daño hace a nuestro insignificante pero hermoso planeta. Me pregunto si la conciencia de la gente está limpia, si hay cosas más importantes en las que pensar. Es que tengo que estudiar, comprar, socializar... no tengo tiempo para pensar en lo demás. No es que no me importe que el mundo se vaya a la mierda o que la gente muera de hambre, es simplemente que le doy al off a esa vocecita y vivo un rato más feliz.

Que el dolor de espalda por estar 10 horas en esta silla sea en lo último que piense. O las marcas de ropa. O en dudas existenciales... cuando hay gente a la que no le da tiempo a cuestionarse la existencia. ¿Bien por ellos?

Bravo para nosotros. Viva el primer mundo y viva yo, cómo me quiero.

2

Inimaginable


Él lo sabía todo sobre mí. A qué hora salía de casa, a qué hora llegaba a clase, a qué hora volvía, incluso adónde iba cuando faltaba algún profesor. O quizá era yo quien lo sabía todo sobre él. 

Cada mañana, al salir de casa, me sorprendía con una de sus maravillosas sonrisas. Hacía tiempo que me saludaba, sin venir a cuento, pues no nos conocíamos de nada. Él era el chico del callejón. Muchas veces le veía pasear a su perro, un husky siberiano de los más bonitos que había visto. Debía vivir cerca de mí. Al pensar eso me dio un vuelco el corazón, o quizá fue porque justo en ese momento se plantó delante de mí, como todas las mañanas. Sus ojos de un azul tímido se escondían tras un enmarañado pelo negro que dejaba entrever que odiaba la peluquería. Al sonreír se le veía el aparato de dientes, qué encantador. Su cara se iluminó de ilusión (o eso me pareció) al ver que le estaba sometiendo a un test visual. Quizá debería saludarle, decirle algo, no sé. Pero se me adelantó:

- Hola - Esbozaron sus labios.
- ¿Qué? - Soy estúpida, estúpida, estúpida, estúpida.
- Que hola - Su cara parecía un signo de interrogación abochornado.
- ¡Hola! - dije, dibujando una sonrisilla nerviosa en mi rostro.

Después de este accidentado saludo, se dio la vuelta y siguió su camino. Sus movimientos adormecidos se alejaban cada vez más y su aroma se notaba cada vez un poquito menos. Yo seguí andando sin darme cuenta de adónde me llevaban mis pasos. ¿Por qué me saludaría? ¿Saludaría a todos los desconocidos? ¿Acaso había visto en mí algo especial? No, eso no, imposible. 

Pasé otra mañana insulsa escuchando clases que no me interesaban y haciendo trabajar a mi cabeza en cosas que nada tenían que ver con el estudio. Pensaba cómo besarían sus labios, cómo me recorrerían sus manos. Me imaginaba cómo dibujarle mil mapas en su misterioso cuerpo. Pensaba en qué se sentiría al rozar mi piel con la suya, cómo sabría cada centímetro de su cuerpo. Pensaba en todo, menos en la realidad. Cuando sonó el timbre desperté de esta ensoñación tan utópica y me adentré de lleno en mis esfuerzos por continuar con normalidad mi vida real.

Y otra vez cayó la noche sin que hubiera sucedido nada importante en mi vida. Fui al lago, como cada vez que me deprimía. Casi a tientas conseguí cruzar el salvaje sendero que guiaba de mi casa hasta mi refugio personal del lago. Sólo era una especie de cueva hecha con ramas de árboles, capricho de la naturaleza, pero ahí me sentía segura. Ahí es donde iba siempre a escribir mis fantasías y mis temores. Sólo yo era dueña de ese lugar.

De pronto, entre las tinieblas, pude distinguir una silueta - ¿Quién anda ahí? - Pregunté, dejando claro a mi futuro asesino que soy una estúpida. Se me acercaba poco a poco, oía el crujir de las ramas a su paso y su respiración cada vez estaba más cerca. Y ese aroma tan familiar...

- ¿Qué haces tú aquí? - Le pregunté a mi fantasía de ojos azules.
- Pues lo mismo que tú, supongo. A no ser que estés matando a alguien - Sonrió. Y con esa sonrisa supe definitivamente que estaba enamorada.
- ¿Y cómo es que no te había visto antes por aquí? - ¿Pero por qué no paraba de preguntar cosas estúpidas cuya respuesta no me importaba?
- Sólo llevo dos semanas viviendo aquí - Las dos semanas que me llevaba sonriendo por los callejones del pueblo.
- ¿Y se puede saber cómo te llamas? - Nunca entenderé porqué me puse tan hostil.
- Paulo, ¿y tú? - Se me acercó un poquito más: lo suficiente para que me pusiera a hiperventilar.
- Lorena. Encantada de conocerte. - Y ahora sí, os presento a la Lorena más estúpida del mundo - ¿Por qué me espías, me sigues, o lo que sea que estés haciendo conmigo? - Dije con un falso ceño fruncido.
- ¿Acaso... - Se me acercó un par de centímetros más. Podía oír como latía su corazón. - ...tú quieres... - y un poquito más, casi al borde del infarto - ...que pare? - Cerré los ojos y me centré en sentirle. Podía oler su perfume de arándano, o lo que fuese, y su pelo me hacía cosquillas en la nariz. Tenía demasiado calor, y él también.

Respirábamos agitados cuando, casi como si fuera un descuido, sus labios cayeron sobre los míos. Era muchísimo mejor que en mis fantasías. Sus manos eran más suaves, sus labios más húmedos y su cuerpo más robusto. De vez en cuando dejaba de besarle para abrir los ojos y contemplar su belleza. - Le quiero. - Pensé. - ¿Cómo le puedo querer sin conocerle? - Pero cuando me abrazó me di cuenta de que le conocía mejor a él que a mí misma. Y que no querría soltarle nunca.


Yo.doc

Sí, estas son mis manos. Son las manos de alguien que ha asesinado brutalmente a su inconsciencia para poder superar sus miedos. Y esa sangre que chorrea entre mis dedos no es más que mi autoestima, hecha trizas tras una lucha frente a frente con la realidad. Mierda, ¿por qué no estaré loca? Esta cordura me va a matar, soy ignorante pero no lo suficiente, quiero dejar constancia de que...

Mi vida ha sido un camino tortuoso, es verdad, pero ésto sigue sin ser una nota de suicidio, por lo que aun quedan arduos caminos que recorrer, senderos que desgastar con mi bolígrafo y quizá algún que otro bache en el que partirme los dientes. No sé cómo explicarlo, aquí viene un punto y aparte en un párrafo más del diario de mis días.

Empieza un largo proceso de purificación, que serán los renglones que preceden a las mayúsculas. No sé que haré durante tantos caracteres en blanco, quizá me dedique a ver si puedo romper el bolígrafo que me lleva en volandas, quizá a matar el tiempo con mis manos, tan crueles como siempre.

Probablemente empiece un nuevo párrafo antes de lo debido, pero qué le voy a hacer, tengo alma de escritora en pena, aunque sea mal, tengo que rellenar folios y más folios de delirios y estupideces que nunca llegarán a un oído que los entienda.

Y probablemente el siguiente sea el último. Así que más me vale escoger una buena portada, una buena dedicatoria y poner una sinopsis por detrás en la que ponga:

"Aquí yace Sandra, escritora insulsa de pensamientos 
vomitados por sus manos asesinas"


2

Dream up

Cheer up

Turn me on

Just stay

  Make me go on

The way you do
2

When you try your best and...


Me pasa todos los días... Ya sabéis a lo que me refiero. Eso de mirar a todos lados y sentir que no has hecho una puta mierda en toda la vida. Que eres inútil. Que eres débil. Y lo peor: que no piensas cambiar. Estoy harta de ser mi propio lastre. No se si es vagancia, pesimismo o es que soy realmente inútil (en el sentido literal de la palabra). Uf, es como si tuviera el alma hueca, guardando un ranchito especialmente grande para algo que NUNCA llega.

Y por fin ha llegado ese día, ese día lleno de fe en el que pido a un Dios impotente que me ayude, que exista por una vez en este universo lleno de basura espacial y consiga que deje de comportarme como una humana. Que ya sé que todo esto pasa pronto, que las palabras se la lleva el viento y eso que dicen de que "Ignorance is bless". Si ya lo sé. Y juro que lo intento. 

Pero ese agujero... me está matando.

Fue.


Fue ese día en el que te conocí. Las calles estaban vacías y el cielo estaba gris. Yo llevaba un vestido de verano y tú unos vaqueros y una mirada perdida. Te revisé de arriba abajo. No llevabas gafas de Sol, lo que implicaba que no te molestaba que esa luz tan irritante de los días nublados te cegara. Eso me gustó. No ibas del todo afeitado, tampoco llevabas barba. Un hombre normal, me dije. Y me gustó. En tu camiseta, raída por el paso de los años, ponía Rock'on. No supe muy bien qué significaba eso, pero ponía Rock. Y sonreí. Te sonreí por primera vez y sentí ese escalofrío de cuando te besan en el cuello, un poco de frío y algo de vergüenza. En seguida aparté la mirada de tus labios, en los que asomaba una leve sonrisa. Conseguí darme cuenta de que estabas pensando en mí. Ya no eras un extraño con el que me había cruzado, eras mi extraño. En ese momento sentí que me tatuaría mil frases por ti, que lo daría todo por verte feliz, que sólo conseguiría sonreír si eras tú el que me lo provocaba. Quería que me hicieras cosquillas, que me escribieras cartas. Quise, por un momento, que me amaras.

Sólo fue un cruce de miradas, un par de sonrisas y un poco de aire entre los dos, pero aún así... Se me desvanecía la felicidad cuando pensaba que no te volvería a ver. Que era una ciudad grande, que no te había visto antes. Que esto no podía acabar como empezó. Tenía que hacer algo, y entonces, lo hice. Tiré todos los libros que llevaba entre brazos, esos mismos que había apretado unos segundos antes al verte sonreír. Los esparcí como pude por todo el pavimento, con la esperanza de que te giraras a ayudarme. Te diste la vuelta, me miraste extrañado, pero ya no como un extraño. Me ayudaste a recoger los libros del suelo y los pedazos de mi vida. Reconstruiste por primera vez mi corazón.


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Odio ir a la peluquería

Es como si dejara mi vida en manos de un chimpancé.

Lo mismo me pasa en clase. ¿Profesor? ¿En qué universo te has sacado el título? Lo mismo pasa en el mundo. A veces me siento nazi, a veces prohibiría que algunos humanos se reprodujeran, porque sólo crean plagas. Puede que suene a alta autoestima, pero para nada. No me elegiría a mi misma en ninguna ocasión.

Odio el viento


Y los días
y las horas.
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Dicen que somos lo mismo


Dicen demasiadas cosas. Que bebemos del mismo vaso, que vivimos casi al lado. Dicen que nos entendemos al mirarnos, que sin querer somos como hermanos.

Dicen que me engañas cuando te miro, que te hablo en otro idioma, que soy tonta por intentarlo. Dicen muchas cosas.

Pero sólo me creo una y es que yo
yo ya no pertenezco a ningún lado

I gotta get high... before I go outside


Vivo de los sueños creados a partir de un mundo que en nada se parece a mi utopía. Existo por pura curiosidad. Nací por simple casualidad.

Vivo de los sueños en una imposible inercia.
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Vuelvo a caer

En un abismo que llenan tus ojos
en unas páginas ilegibles en el más bonito idioma
en unas noches de eterna espera bajo mi piel
Caigo desesperadamente en un país distinto
en un planeta lejano
en un lugar infinito
en unos vaqueros que no son los míos
Vuelvo a caer
al despegar de tu boca
al saltar al vacío
al conocerme un poco menos
No lo termino de entender
unos abrazos que nunca di
unos besos que rechacé
y aquella vez que te amé
Momentos enmarcados
en lo más profundo de mi ser
me miran, me preguntan porqué
y yo sigo sin saber qué responder

Y las palabras que te echan de menos

Enamorada de unas manos que sólo te tocan para herirte. Enamorada de unos ojos que ya no te miran a ti, que miran a través de ti. Un amor inhumano, si es que existe el humano, en el que te dejas llevar por mentiras piadosas recubiertas de una frase que antaño era verdad. "Te quiero". Parece tan bonito que te lo tienes que tragar. Eres tú la que se hiere. Eres tú la que muere. Miras al espejo y ya no te reconoces. Hay un reflejo marchito de un cuerpo que se doblega sobre sus propias convicciones. 

Sólo eres su maniquí. Tan sólo eres una flor que solía cuidar. Te dejas hacer, te tiene que querer, te has de auto-convencer. Ciega y maniatada sigues todas las supuestas reglas, sin salirte del trazo marcado, pero aún así lo haces mal. No hay camino. No existe forma alguna de salvarte, de salvarle. Sólo es un amor siniestro que te come por dentro. Olvídalo. Olvídale. Sin olvidarte de ti.

I'm just a stranger in a strange land


Intento descifrar esa tormenta de mi cabeza. Me pierdo entre la gente. Entre sudor y palabras vacías. 

Pero sigo escuchando.
Murmullos que destrozan mis teorías, miradas que derrumban mis murallas. 

Corrientes frías que me llevan sin poderlo evitar.
Días que pienso, días en los que no quiero ni pensar.

Y esas lágrimas que nunca le daré a nadie las guardo bajo llave, con mis problemas estúpidos de color azul y con mis libretas de matemáticas. Entre cuadernos que nunca empecé y diarios que siempre quise escribir.

Me duele respirar.

Y si escribo tanto es porque no sé escribir. No sé describir la profundidad, la abstracción, la galaxia. Todo es tan ajeno, todo tan propio.

Entre miles de papeles perdidos y miradas ensangrentadas me consigo encontrar. Salgo en una fotografía, pero solo por detrás. Consigo ver mis labios, los tuyos, pero nada más.

Es un caótico orden que me impide pensar con claridad. 
O me impide dejar de pensar con claridad.

Ojalá tuviera un mapa del abismo de mis palabras, un poco de raciocinio, una pizca de verdad. A veces pienso que me gustaría ser simplemente como los demás.
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Brilla en la oscuridad


Bajo el barullo de oscuridad, bajo la incertidumbre de esos sonidos chirriantes. Bajo mi piel estás tú. Ese silbido petulante que emana del interior de todos nosotros. Esa sonrisa de rimmel corrido y esa vergüenza de joven travieso. Me regalaste mi soledad. Eres cualquier juguete sin pilas, cualquier sábado sin domingo y unas horas de cama sin compañía. Eres tú. Ese odioso mediodía de las tardes de borrachera. El pañuelo que siempre pierdo, la batalla que siempre gano. El recorte de por las mañanas en cada periódico. El despertarme temprano. Tú. El anhelo que detesto, la comida que vomito y el relámpago que nunca consigo ver. La fotografía quemada de cualquier adolescente y el flujo intestinal de un animal al borde de la muerte. La relación bueno-malo, el guisante que se pierde, el reciclaje, la Cosmopolitan, las discotecas y el vértigo. Un vaso con algo de alcohol. Una droga sin demasiados adictos. Tú. Mi alma. Mi egoísmo. Mi espejo y mi reflejo. Mi dolor, mis retos. Mi banal existencia. 
3

Running up that hill

Que no, que no... Que con ese afán pseudo-suicida de decir que el mundo es una mierda sólo consigues parecer más inútil. ¿Pero tú de qué vas? ¿De intelectual marxista gafapasta? ¿De profesor de instituto reprimido? Que no, que tienes que salir a la calle vestida de persona, otra vez, y decirle a la humanidad lo alegre que estás de existir. De llevar ropa, de reír. No podemos seguir siendo tan estúpidamente auto-destructivos, a ver si nos vamos a convertir en otro meteorito inerte que gira y gira sin objetivo, razón o voluntad. 

Espera, espera, que lo consigo. Voy a desconectar. Lo estoy haciendo. 

No. No funciona. 

But you... You and me... Won't be unhappy.
0

Like a funeral


Full of blues.
And utopias.
All the empty human souls.
Feeling the heavy hearts.
It's just religion, and cocacola.

BUT I'M SO TIRED.


Tan sólo quiero encender las luces del mundo, que siempre parecen estar apagadas. Quiero salir del universo para echarlo de menos. O quizá para no volver. A veces me siento tan ausente. No tengo nada que ver con esos círculos viciosos que inventáis los humanos, nada que ver con las cosas materiales. A veces se me para el tiempo, otras veces me paro yo. Sólo soy un payaso más en este circo de retrasados.

Sigo escuchando esa música que sólo aparece en mi cerebro. Me dice que me vaya, que no vuelva, que lo que duele es malo. Cada poco tiempo me lo recuerda. Todo es igual cuando nada cambia, por mucho que se transforme. Sigo siendo yo, por mucho que me duela, sigues siendo tú, por muy inútil que eso sea.

Quiero
Evolucionar
Joder.
2

El mundo no está hecho para mí

Cómo no sentirse extraño en un universo como este. Pasos a seguir:

  • No hagas nada que llame la atención
  • Si haces algo que llama la atención, ponlo de moda para que deje de llamar la atención
  • Si escribes cómo te sientes, que no sean cosas demasiado profundas, podría salirse de lo común
  • No hagas referencias a cosas que los demás no conozcan, o te saldrás del protocolo
  • No andes, vivas o respires demasiado fuerte, demasiado rápido o demasiado inusual
  • Consume, miente y practica el sexo todo lo que puedas
  • Ten una existencia banal
  • Viaja, conoce culturas, idiomas, pero no apliques esos conocimientos a tus hábitos
  • Relaciónate con quien se supone que debas hacerlo
  • No rompas cosas que no son tuyas, no rompas cosas que son tuyas
  • Bebe cocacola, hazte sándwiches y sal de fiesta cada sábado
  • Cuida de tus padres, de tus hijos y de tus sobrinos
  • Fuma
  • No fumes
  • Haz todo lo que esté en tu mano para conseguir un trabajo que te de suficiente dinero para gastártelo de la manera más estúpida
  • Ten una casa, un perro y una bici
  • Corre, haz pesas y come sano
  • Come comida basura
  • Muere, como máximo, una vez en tu vida

Quizá soy yo quien no está hecha para el mundo.
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Que sueñas con no soñar

Y me repito cien veces cada noche que lo mío no es normal. Que tengo que dejar de pensar, que la vida es más sencilla de lo que mi mente me hace creer. Y es que siempre me siento como un puto Donnie Darko perdido en el espacio y en el tiempo, que no tiene ni idea de dónde está, ni de cómo llegó hasta ahí. Que me siento importante cuando me despierto y me deprimo cuando me voy a dormir. "No somos nadie", me repito, y me echo a reír. 

Este disfraz me queda grande. O pequeño, no lo sé. Creo que todo da vueltas lejos de mí. Fuera de mí. Creo que nací en el mundo equivocado. Quizá no debí nacer. Todo es tan... tan... grotesco. La pared, las personas. La comida, las cosas. Ojalá fuera yo el protagonista de Mr. Nobody y esta vida fuera simplemente una posible opción que nunca sucedió. Ojalá fuera el mar, ojalá fuera el Sol. Ojalá no fuera nada... ojalá fuera yo.
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