Yo.doc

Sí, estas son mis manos. Son las manos de alguien que ha asesinado brutalmente a su inconsciencia para poder superar sus miedos. Y esa sangre que chorrea entre mis dedos no es más que mi autoestima, hecha trizas tras una lucha frente a frente con la realidad. Mierda, ¿por qué no estaré loca? Esta cordura me va a matar, soy ignorante pero no lo suficiente, quiero dejar constancia de que...

Mi vida ha sido un camino tortuoso, es verdad, pero ésto sigue sin ser una nota de suicidio, por lo que aun quedan arduos caminos que recorrer, senderos que desgastar con mi bolígrafo y quizá algún que otro bache en el que partirme los dientes. No sé cómo explicarlo, aquí viene un punto y aparte en un párrafo más del diario de mis días.

Empieza un largo proceso de purificación, que serán los renglones que preceden a las mayúsculas. No sé que haré durante tantos caracteres en blanco, quizá me dedique a ver si puedo romper el bolígrafo que me lleva en volandas, quizá a matar el tiempo con mis manos, tan crueles como siempre.

Probablemente empiece un nuevo párrafo antes de lo debido, pero qué le voy a hacer, tengo alma de escritora en pena, aunque sea mal, tengo que rellenar folios y más folios de delirios y estupideces que nunca llegarán a un oído que los entienda.

Y probablemente el siguiente sea el último. Así que más me vale escoger una buena portada, una buena dedicatoria y poner una sinopsis por detrás en la que ponga:

"Aquí yace Sandra, escritora insulsa de pensamientos 
vomitados por sus manos asesinas"


2

Dream up

Cheer up

Turn me on

Just stay

  Make me go on

The way you do
2

When you try your best and...


Me pasa todos los días... Ya sabéis a lo que me refiero. Eso de mirar a todos lados y sentir que no has hecho una puta mierda en toda la vida. Que eres inútil. Que eres débil. Y lo peor: que no piensas cambiar. Estoy harta de ser mi propio lastre. No se si es vagancia, pesimismo o es que soy realmente inútil (en el sentido literal de la palabra). Uf, es como si tuviera el alma hueca, guardando un ranchito especialmente grande para algo que NUNCA llega.

Y por fin ha llegado ese día, ese día lleno de fe en el que pido a un Dios impotente que me ayude, que exista por una vez en este universo lleno de basura espacial y consiga que deje de comportarme como una humana. Que ya sé que todo esto pasa pronto, que las palabras se la lleva el viento y eso que dicen de que "Ignorance is bless". Si ya lo sé. Y juro que lo intento. 

Pero ese agujero... me está matando.

Fue.


Fue ese día en el que te conocí. Las calles estaban vacías y el cielo estaba gris. Yo llevaba un vestido de verano y tú unos vaqueros y una mirada perdida. Te revisé de arriba abajo. No llevabas gafas de Sol, lo que implicaba que no te molestaba que esa luz tan irritante de los días nublados te cegara. Eso me gustó. No ibas del todo afeitado, tampoco llevabas barba. Un hombre normal, me dije. Y me gustó. En tu camiseta, raída por el paso de los años, ponía Rock'on. No supe muy bien qué significaba eso, pero ponía Rock. Y sonreí. Te sonreí por primera vez y sentí ese escalofrío de cuando te besan en el cuello, un poco de frío y algo de vergüenza. En seguida aparté la mirada de tus labios, en los que asomaba una leve sonrisa. Conseguí darme cuenta de que estabas pensando en mí. Ya no eras un extraño con el que me había cruzado, eras mi extraño. En ese momento sentí que me tatuaría mil frases por ti, que lo daría todo por verte feliz, que sólo conseguiría sonreír si eras tú el que me lo provocaba. Quería que me hicieras cosquillas, que me escribieras cartas. Quise, por un momento, que me amaras.

Sólo fue un cruce de miradas, un par de sonrisas y un poco de aire entre los dos, pero aún así... Se me desvanecía la felicidad cuando pensaba que no te volvería a ver. Que era una ciudad grande, que no te había visto antes. Que esto no podía acabar como empezó. Tenía que hacer algo, y entonces, lo hice. Tiré todos los libros que llevaba entre brazos, esos mismos que había apretado unos segundos antes al verte sonreír. Los esparcí como pude por todo el pavimento, con la esperanza de que te giraras a ayudarme. Te diste la vuelta, me miraste extrañado, pero ya no como un extraño. Me ayudaste a recoger los libros del suelo y los pedazos de mi vida. Reconstruiste por primera vez mi corazón.


0

Odio ir a la peluquería

Es como si dejara mi vida en manos de un chimpancé.

Lo mismo me pasa en clase. ¿Profesor? ¿En qué universo te has sacado el título? Lo mismo pasa en el mundo. A veces me siento nazi, a veces prohibiría que algunos humanos se reprodujeran, porque sólo crean plagas. Puede que suene a alta autoestima, pero para nada. No me elegiría a mi misma en ninguna ocasión.

Back to Top