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Ficción


Mejor dejo de leer historias ya, que estoy harta de no ser protagonista e inventarme mil cuentos para existir aunque sea en mi cabeza. Miro demasiado al cielo, me como demasiado las uñas. Soy la imperfección de cualquier pasado perfecto, de cualquier tiempo verbal, de cualquier tiempo pasado fue mejor porque lo mejor no existe si no tienes a nadie con quien llorar.

¿Y por qué todo esto? ¿y por qué ahora? Empecé a leer un libro, ya saben, de éstos que empiezas por aburrimiento y acabas por muerte súbita de tanto que te hace revivir. Empecé a leerlo y me absorbieron las páginas. Me hicieron cortes en los brazos y aún me tiemblan las pestañas. He llorado encima de ese libro, más que sobre cualquier hombro. He amado dentro de él. He acabado odiándome por no leer cada párrafo dos veces, por no memorizar, por no besar cada letra y amar como se merece cada capítulo. Lo he leído entero, de arriba abajo, y no le encuentro final. ¿Qué final va a haber? ¿Cómo se acaba algo que no sabes ni por dónde empezar? Verán, este libro no es libro, es algo más. El libro es su piel y es el lienzo de verdades que siempre estropeo con la media sonrisa que le emboba. No es sólo eso, no, es más. Son mil historias en una y doscientos viajes por lunar. Ese libro es Besar. Es la palabra, es el concepto, es el 'te quiero pero no vuelvas más'. Es un dolor punzante en la tinta que no puede terminar de perfilar el punto y final.

Y taladrar a bocados los versos que no me regalas.
Y que me comas la boca como te comes la cabeza.
Con tu sonrisa de doble filo.
Con tus ojos color dolor.
Y sin nada.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Taladrar a bocados... que recurso tan crudo, me gusta :)

Bonita descompresión emocional la tuya, escribes de lujo.

Sin nombre dijo...

Muchas gracias. :)

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