Silbando la melodía de Kill Bill

Mientras nuestras almas se caen a pedazos.

Y yo aún no sé de qué va todo esto. De venir a verte y no reconocerte, de escuchar plegarias sin inmutarme, de sufrir a tientas los eclipses que provocas. De llorar sin armas, en tu cama, en tu boca.

Resulta que no soy tan impredecible como pensaba. Es sencillo: soy una persona complicada, sin ir más allá. Como todos, como la mayoría, pero me da igual. Cuando estoy contigo soy normal.

Y no sé si eso es bueno o es lo que me hace llorar.

Quiero morir para volver a nacer. Para ser yo misma otra vez. Y mirarme al espejo sin odiarme. Y buscar mi silueta sin encontrarme primero con la tuya. Que mis pestañeos hace tiempo que deliran por decirte la verdad. Esa que no me deja ni respirar. No la sé ni yo. 

Voy a ser de nuevo mi cómplice en esto, la única que sabe que te amo y me detesto.

Voy a reciclarme
aunque no sé en qué contenedor.
Voy a suicidarme
aunque no puedo con más dolor.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué jodido.

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